Las Empresas B (o B Corps en inglés) son compañías que pertenecen a un movimiento global que promueve una nueva forma de hacer negocios. Son empresas cuyos gestores se han comprometido a trabajar activamente, para encontrar soluciones a los problemas sociales y ambientales que existen actualmente. Y lo hacen porque creen que el mundo debe avanzar hacia una economía más humana, donde el éxito se mida por el bienestar de las personas, de las sociedades y la naturaleza.

Este nuevo paradigma económico se gestó primero en Estados Unidos y Canadá, en el año 2006, gracias a una organización sin fines de lucro llamada B Lab. Unos seis años más tarde, surgió en América Latina Sistema B, un aliado en esta región para expandir el movimiento B en los países latinoamericanos. Y recientemente se ha convertido en un movimiento global, pues ya tiene presencia en naciones de Europa, África y Oceanía.

En Panamá existen solo dos compañías que se han adscrito a este movimiento, y cumplen con el estándar necesario para poder certificarse como Empresa B. Una es Conservatorio, que se dedica a la revitalización urbana sostenible; y la otra es Futuro Forestal, empresa de manejo de inversiones de reforestación sostenible, basado en el bosque tropical. Estos negocios quieren generar un impacto económico, social y ambiental de manera simultánea, comprometiéndose legalmente a un mejoramiento continuo que se sostenga a largo plazo.

En palabras de KC Hardin, co fundador y director ejecutivo de Conservatorio: “El Sistema B Corp es una excelente herramienta para ayudarnos a asegurar que estamos balanceando las responsabilidades que tenemos con nuestros inversionistas, con las responsabilidad que tenemos hacia la sociedad en su conjunto”.

Por su parte, la co fundadora de Futuro Forestal, Iliana Armién, sostiene que “Con el B Corp podemos demostrarle a nuestros inversionistas, de manera verificable, nuestro desempeño de impacto social y ambiental. Además, nos enriquece el intercambio con otras empresas que quieren una economía nueva”.

Para ser una Empresa B, los empresarios y gestores se comprometen a crear un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente. Si desean lograrlo, es importante cambiar los estatutos y ampliar el deber fiduciario de accionistas y gestores, para incluir intereses no financieros. Luego, aplicando para obtener la certificación que otorga B Lab, se comprometen a operar con altos estándares de gestión y transparencia. Y al obtenerla, asumen con responsabilidad su pertenencia a esta comunidad global de empresas que quieren hacer un cambio, utilizando la fuerza del mercado para dar soluciones a problemas sociales y ambientales.

Por ejemplo, en el caso de Conservatorio, una Empresa B panameña dedicada a la revitalización urbana sostenible, su modelo de negocio se basa en el desarrollo y la gestión inmobiliaria cetrada en el ser humano. Su objetivo es revitalizar la ciudad de forma sustentable, inclusiva y rentable; ya que aseguran que la industria de bienes raíces tiene un recurso que puede impulsar el progreso social, y ellos están interesados en desarrollarlo.

Actualmente existen más de dos mil seiscientas Empresas B en todo el mundo. De ellas, unas 410 son parte de la región Latinoamericana y están ubicadas en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay. Y todas juntas facturan más de 5.000 millones de dólares anuales, convirtiéndose en un ejemplo real de que es posible concretar esta visión en los negocios.

“Estamos muy contentos porque el movimiento B está creciendo en América Central, y estamos viviendo una etapa de expansión y consolidación importante. Esto se refleja en que cada vez hay más empresas que están interesadas en medir su impacto y comprometerse a aumentarlo, independiente de que se certifiquen o no”, comenta Elisa Patiño, Directora Ejecutiva de Sistema B en América Central.

Con información de Prensa-MAG 

Foto: Laureate Peru

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